Buena comida, aunque pretenciosa, con poca competencia en el entorno y proclive a triunfar entre guiris. Visto así, es grande la tentación de coronar con sobrecargo las tapas. En todo caso, nuestra comprensión, e incluso indulgencia, no le libra de irte con la sensación de que hubiera podido ser mejor.4 Cruzcampo, 5,607€
2 tapas del día (revuelto de champiñones y mousaka), 5,234€
1 tapa pescado (tayaki de atún), 2,991€
2 tapa lomo (brocheta de buey y lomo de buey), 5,981€
1 pan, 1,869€
Total (2 personas): 23,20€ (después de IVA y redondeo)
Decoración entre familiar y de fabricación en serie, como si fuera el comedor de una familia en un sitcom televisivo. Buena distribución de las mesas, bien aprovechado el espacio, las sillas de madera son cómodas y las pinturas de la pared, impersonales. La terraza tiene que ser un espectáculo en las noches primaverales que están por venir.
Servicio amigable y oportuno, apenas hay que esperar –y eso que había gente a pesar de la crisis y de ser lunes– y nunca echamos de menos una sonrisa.
Comida digna. Bien el atún y mejor la mousaka. El revuelto, algo salado y escaso. El buey, suficiente por ser buey, ahí el cocinero pasó de puntillas. Poca cantidad para dos tíos de 1,80.
Precio sonrojante, pero no por elevado, sino por lo ridículo de una factura con tres decimales. ¿Es necesario afinar tanto? ¿Lo calcularon al peso? ¿Se sienten así más honrados? ¿Es esto un restaurante o un surtidor de gasolina? ¿Donde han quedado las cuentas a tiza sobre la barra de madera?
Conclusión: un filete con patatas (como el de la foto) no cuesta 3,20. Cuesta más si es un chuletón en condiciones (este no lo era) y menos si te lo venden como cocina creativa (desde luego, tampoco lo era). Sí, todo muy rico, un sitio agradable, muy a mano, pero le falta algo para tomártelo en serio.
Por ANTONIO EME
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