El sibarita accidental (VIII): Street Bar, indecentemente barato

Después de lo bien que comimos, es una pena que lo que resalte sea el precio risorio (que diría Lopera) de comer en este barecito de la Alameda, pero es que todo estaba tan rico, los camareros eran tan amables y el precio fue tan... regalado.

4 cerveza, invitación
1 lasaña de verdura, 3€
1 canelones, 3€
1 quiche Lorraine, 2,50€
1 rollito de carpaccio, 3€
1 carne con tomate, invitación
Total (2 personas): 11,50€

Decoración modernita y sencilla. Las lámparas son bastante originales, hace bastante bien el estampado de la pared, queda mal el servilletero rojo de plástico. Es un local pequeñito, pero aprovecha la terraza en la puerta y directamente abordando el bulevar. Nos sentamos primero al aire libre, pero el sol en todo lo alto nos acobardó y decidimos comer a cubierto. Supongo que pondrán sombrillas cuando el calor apriete algún grado más.

Servicio de colegueo. Los camareros van vestidos de calle y te tratan de igual. De hecho, no parecen camareros, sino alguien que pasa por allí y se mete tras la barra. Un argentino, un italiano y un español.

Comida estupenda, carta ecléctica, porciones dignas. Todo bastante rico, por eso no se explica lo del precio.

Precio comprometedor. Si tienes conciencia te sientes estafando al hostelero, lo cual no viene mal de vez en cuando. El secreto está en que ponen la cerveza gratis cuando pides la tapa. Nosotros además tuvimos suerte porque pedimos una tapa que se había acabado y para compensar nos regalaron la carne con tomate.

Conclusión: todo un hallazgo. Cocina original, contemporánea y barata. Y en la Alameda. ¡Qué más se puede pedir!

Por ANTONIO EME